¿Recuerdas los conceptos que te expliqué en las últimas lecciones de este curso? Eran estos tres: apertura de diafragma, velocidad de obturación y sensibilidad ISO. Pues bien, ahora te toca preparar un pequeño cóctel y combinar estos tres parámetros para que tus fotos adquieran el aspecto que desees en lo que a cantidad de luz se refiere. Al igual que en varias de las lecciones anteriores, lo más conveniente sería que tu cámara permitiera realizar ajustes manuales para que puedas practicar tú mismo y entender mejor y más rápido lo que te explicaré a continuación ¿Preparado? Pues vamos allá con una de las piedras de toque en esto de la fotografía: la exposición.
Se podría decir, en resumidas cuentas, que esto de la fotografía va de captar imágenes que nos resultan atractivas de lo que vemos a nuestro alrededor. Es decir, cuando caminas por la calle de una gran ciudad o estás en tu casa o paseas por un bosque, puede que encuentres algo, un edificio, una escena de juego de tus hijos o un árbol magnífico, que llamen tu atención y quieras fotografiarlos. Para ello, necesitarás que entre la cantidad suficiente de luz dentro de tu cámara para que el sensor (o la película en el caso de una cámara analógica) consiga captar de forma correcta la escena que ven tus ojos. Para ello, en función de las condiciones de luz que existan en cada una de las situaciones que hemos mencionado, deberás ajustar la apertura de diafragma, la velocidad de obturación y la sensibilidad ISO.
Conseguir que llegue la cantidad necesaria de luz al interior de tu cámara es algo tan sencillo como abrir un grifo para llenar un vaso de agua. Para ello, puedes abrir mucho el grifo y deja pasar un importante caudal de agua, con lo cual el vaso se llenará en muy poco tiempo; por el contrario, puedes dejar el grifo casi cerrado y dejar pasar tan sólo un hilo de agua, con lo que necesitarás más tiempo para llenar tu vaso. Con la luz y tu cámara ocurre exactamente lo mismo. Si abres mucho el diafragma y dejas pasar mucha luz, ésta llenará los diodos del sensor muy rápido, por lo que la velocidad de obturación deberá ser alta; sin embargo, si cierras el diafragma, dejarás pasar menos luz y la velocidad de obturación deberá ser menor, puesto que emplearás más tiempo en recoger toda la luz que necesitas. A esto, que es tan sencillo, se le llama Ley de Reciprocidad, pero tranquilo, que este palabro no lo volveré a usar jamás.
Una manera alternativa de interpretar la Ley de Reciprocidad
Puede que ahora te surja una duda puesto que, si al principio del capítulo decía que existían tres factores que determinaban la exposición de la fotografía, ¿dónde queda entonces la sensibilidad ISO? Si acudimos de nuevo al ejemplo del vaso, la sensibilidad ISO equivaldría al volumen del vaso. Es decir, puedes tener un vaso grande que necesita mucha agua para llenarse o, por el contrario, un vasito pequeño, que se llena con muy poca cantidad de agua. Volviendo ahora a la fotografía, te explicaré paso a paso cómo manejar estos tres parámetros y, si todavía tienes dudas, te aseguro que lo entenderás en seguida.
Para evaluar la cantidad de luz que existe en una determinada escena, la cámara dispone de un fotómetro que, al mirar a través del visor, indica con un pequeño diagrama si los valores seleccionados de apertura, velocidad y sensibilidad ISO son los adecuados para obtener una exposición correcta. En caso de que la exposición sea insuficiente y exista riesgo de que la imagen quede subexpuesta, la señal indicadora de la exposición quedará a la izquierda del centro del diagrama. En caso contrario, si la exposición es excesiva y hay posibilidad de que la imagen quede sobreexpuesta, la señal se situará a la derecha. Si la exposición es correcta, la señal quedará centrada.
A pesar de que en la mayor parte de las ocasiones lo más adecuado es fiarse de lo que nos indica el fotómetro de la cámara, existen algunas importantes excepciones, aunque esos casos particulares los trataremos en la próxima lección de este curso. Ahora, para que veas de forma sencilla la influencia de los tres parámetros que determinan la exposición de tus fotografías, te pondré un ejemplo sencillo. Imagina que conoces un pequeño arroyo junto al que quieres fotografiar a tus críos mientras juegan a tirar piedras desde la orilla. Aunque el día está un poco nublado, hay suficiente luz, así que decides disparar con una sensibilidad ISO baja, por ejemplo ISO 100. Además, te apetece que la figura de tu chaval resalte del fondo, que no te acaba de gustar, así que fijas una apertura de diafragma reducida, por ejemplo f 2.8. Por último, ajustas la velocidad de obturación que aconseja el fotómetro de tu cámara, en este caso, 1/250. El resultado sería algo así:
f 2.8 – 1/250 – ISO 100
Sin embargo, tras unos minutos haciendo clics, observas que, además de a tus hijos, merece la pena mostrar un poco más el paisaje, así que decides cerrar el diafragma hasta f11 para conseguir un enfoque de toda la escena. Dado que has cerrado un total de 4 pasos (desde f2.8 a f11) y ahora entra mucha menos luz en la cámara, si deseas que la exposición de tu fotografía se mantenga, deberás aumentar el tiempo durante el cual la luz entra a la cámara, lo cual se traduce en bajar la velocidad esos mismos 4 pasos, es decir, hasta 1/15 de segundo. El resultado entonces es el siguiente:
f 11 – 1/15 – ISO 100
Bien, has conseguido que tu hijo y el paisaje se vean razonablemente enfocados, lo cual te gusta, aunque no has conseguido congelar el movimiento, de forma que la cara del enano se ha convertido en un borrón, y eso no te mola. Por tanto, decides que vas a mantener la apertura pero que necesitas volver a subir la velocidad de obturación. Esto provocará que tu fotografía, con una apertura de f11, una velocidad de 1/250 y una sensibilidad de ISO 100 quede subexpuesta 4 pasos. ¿Cuál es la solución al problema? En efecto, deberás subir la sensibilidad ISO esos mismos 4 pasos, es decir, deberás pasar de ISO 100 a ISO 1600. De esa manera, tu fotografía será algo parecido a esto:
f 2.8 – 1/250 – ISO 1600
¿Has entendido el proceso? Se trata simplemente de combinar los valores de apertura, velocidad y sensibilidad ISO para que la exposición de tu fotografía sea la que tú deseas. Para eso, debes recordar los efectos que se producen al modificar la apertura (mayor o menor profundidad de campo), la velocidad de obturación (dinamismo) y la sensibilidad ISO (más o menos ruido). La decisión final del aspecto que adquirirá la fotografía en función de las condiciones de luz que tengas es únicamente tuya. La práctica intensa y el dominio de estos mecanismos te dará la agilidad suficiente para poder sacar el mayor provecho de las distintas situaciones de luz en las que puedas encontrarte. Así que ya sabes, como siempre te digo, la teoría no sirve de nada si no coges la cámara y no la pones en práctica.
Ahora te toca a ti…
¿Te ha resultado interesante este artículo? ¡Anímate a compartirlo y suscríbete al blog para recibir aviso de las próximas entradas!
¿Has entendido en qué consiste la combinación de apertura de diafragma, velocidad de obturación y sensibilidad ISO para obtener una correcta exposición? ¿Te ha quedado alguna duda pendiente? Déjame tus preguntas en los comentarios y te ayudaré.
¿Te han gustado estas fotos…
y te apetece contratar una sesión de fotografía infantil y de familia para tener fotos de tus hijos super exclusivas y diferentes a lo que has visto hasta ahora?
Si es así, ponte en contacto conmigo y estaré encantado de que hablemos.
Deja tu comentario