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En la boda en Yrisarri de Nerea y Mario, mirases donde mirases, siempre había gente sonriente con ganas de pasarlo bien.
Nerea y Mario apostaron fuerte: nosotros queremos celebrar nuestra boda en Irysarri, al aire libre, que el paisaje es muy chulo. Y sí, el sitio es precioso, realmente. Pero como te venga una nube con ganas de marcha, la has liado. No obstante, como ya hemos dicho en más de una ocasión, el mundo es de los valientes, y a ellos, que no apostaron todo al rojo ni al negro, sino al verde de los montes que rodean Yrisarri, la jugada les salió redonda.
La boda en Yrisarri de Nerea y Mario fue de esas en las que, al margen de las vistas, mirases donde mirases, siempre había gente sonriente con ganas de pasarlo bien. Es decir, justo lo que nosotros necesitamos para que nuestro trabajo como fotógrafos de boda sea, cuando menos, divertido. Y si además podemos compartir el día de curro con un videógrafo como Aitor Apezteguia con quien nos entendemos muy bien, pues mejor que mejor.
El día lo comenzamos con los preparativos de Nerea y Mario en el propio hotel. Los novios iban a arreglarse en habitaciones próximas, así que pudimos compartir esos primeros momentos con ambos, lo cual siempre agradecemos mucho. Como el horario previsto nos daba mucho margen, adelantamos la sesión de pareja a un rato antes de la ceremonia, lo cual nos permitió hacer un buen puñado de retratos sin tener que mirar el reloj. En este caso, además, el entorno verde de Yrisarri lo pone todo bastante fácil.
Guitarra, bertsos, txalaparta… y muchas sorpresas
Y de las nubes marchosas no hubo noticia, así que la ceremonia tuvo lugar bajo un sol que, aunque iba y venía, nos dejó trabajar con mucha tranquilidad. Acompañando a las palabras de los amigos y los familiares, la guitarra, el bertso, la txalaparta y el aurresku con los que participaron unos y otros hicieron que el resultado final fuera redondo.
Después, cóctel, unas fotos de grupo ágiles y, ¡a celebrarlo! El banquete comenzó con un regalo al aita de Nerea, que casualmente cumplía años ese mismo día. Nos encanta cuando en días señalados como éste se juntan dos celebraciones. Sin embargo, el regalo al padre de la novia fue el primero de muchos detalles con los que los novios obsequiaron a sus invitados. Por suerte, el buen hacer de Jorge, el DJ de Txingudi DJs, permitió que todo fuera sobre ruedas y que en pocos minutos estuviera todo el pescado vendido.
Y para rematar la jugada, un baile en el que tanto los novios como los invitados de un lado y del otro lo dieron todo e hicieron temblar el suelo, lo cual fue la guinda de un pastel que nos dejó un buenísimo sabor de boca.
Nerea, Mario, nosotros disfrutamos muchísimo al compartir vuestro gran día, y por lo que aparece en estas fotos, vosotros tampoco lo pasasteis del todo mal… ¡Muchas gracias por dejarnos estar a vuestro lado!
¡Un abrazo grande!
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